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Descripción
El encargo que da origen a la propuesta consiste en rehabilitar siete de las viviendas de un edificio de 1936 en el barrio de Ruzafa que no habían sido prácticamente alteradas desde su construcción. El proyecto partía, por tanto, de un conjunto heterogéneo de apartamentos que englobaban los tres tipos habitacionales presentes en el edificio además de sus correspondientes variantes en la planta ático, con condicionantes diferentes en cuanto a iluminación, vistas y relación con el exterior según la planta en la que se encontraban y estados de conservación desiguales.
En las viviendas en las que nos encontrábamos una doble orientación calle – patio de manzana, la actuación pretende reinterpretar la típica vivienda del Ensanche de Valencia, invirtiendo las distribuciones originales relacionando las zonas de día con el luminoso patio de manzana integrando en ellas las cocinas y abriendo nuevos huecos de iluminación, situando los dormitorios en la fachada principal e iluminando y ventilando los espacios intermedios a través del patio interior del edificio.
Por otro lado, se trata de separar e independizar los usos de aseo personal, permitiendo su utilización simultánea y generando nuevos espacios de relación que minimizan el área de circulación de la vivienda.
Se renuncia también a la jerarquía tradicional de dormitorio principal y dormitorios secundarios, proponiendo un esquema de dos dormitorios equivalentes más adaptable al amplio abanico contemporáneo de unidades de convivencia posibles.
Por su parte, en las viviendas situadas en el centro de cada planta, que asumen la forma triangular de la parcela derivada de su posición en un chaflán negadas de cualquier relación con el patio de manzana, se maximiza su relación con el exterior distribuyendo la zona de día a lo largo de su fachada iluminada por cuatro balcones, retirando su único dormitorio hacia el silencioso patio interior.
Al llegar a la última planta, en la que se encuentran los áticos, estas estrategias se apoyan, además, en las posibilidades que concede la altura existente hasta la cubierta del edificio, aprovechando la máxima altura libre en algunos casos y dividiéndola en dos alturas en otros.
En todos los casos se proponen viviendas que se recorre como una sucesión de espacios delimitados tanto por su distribución como por los cambios de altura y de techos que los caracterizan, haciendo del trabajo en sección una herramienta clave en la concepción del proyecto.
La expresión material de la obra se basa en la atención y el respeto por lo existente, conservando, restaurando y reutilizando suelos de mosaico hidráulico hexagonal, molduras y rosetones de los techos de escayola y carpinterías originales de madera cuando era posible, y sustituyéndolos por elementos contemporáneos, que los respetan y destacan sin imitarlos, cuando no lo era.
En los áticos, se diferencia el tratamiento de la planta baja, con el mismo sólido pavimento cerámico de gran formato del resto de las viviendas, de la ligereza de la madera sobre estructura metálica que sostiene la planta superior, conectándose ambas mediante una escalera de madera que se adapta al carácter de cada una de las viviendas. Mostrándose como un elemento singular, al mismo tiempo asiento y almacenamiento, cuando el ático es un espacio único y ocultándose dentro de un muro, integrando además su iluminación, cuando es una vivienda compartimentada.
Todo ello tiene como resultado un conjunto de viviendas que, pese a compartir estado previo y propuesta inicial en varios casos, conservan un carácter propio determinado por su posición en el edificio, por sus elementos constructivos originales, por las sucesivas reparaciones, por un estado de conservación derivado de sus usos y habitantes anteriores y, en definitiva, por su propia historia.
Autores
Ana Dexeus Aleixandre
Enguídanos Marzo Arquitectos
Fecha
2019